La celebración de diversos tratados internacionales, el desvanecimiento de fronteras comerciales, la eliminación de aranceles y, en general, la apertura comercial en el mundo y en nuestro país, aunado a un crecimiento agigantado de la tecnología e intercambio de información, ha traído aparejada la creación de nuevos negocios y el crecimiento de los ya existentes.
Según la Secretaría de Economía (SE), actualmente, el 97% de las empresas que inician operaciones en nuestro país son pequeñas y medianas (PYMES), las cuales constituyen la base de la economía y la fuente de una gran cantidad de empleos. Sin embargo, de éstas, el 43% fracasan por una administración deficiente. De hecho,  65 de cada 100 nuevas empresas que se crean desaparecen antes de los dos años de vida.
La ineficiente e inadecuada administración en las empresas es provocada en gran parte por la falta de capacitación de quienes las crean. De hecho, según un estudio de la SE sobre el comportamiento de las PYMES, en México sólo 2 de cada 10 empresarios están capacitados para administrar su propio negocio. Así, los empresarios  dirigen, administran y controlan todas las áreas del negocio, centralizando la toma de decisiones, lo cual deviene en la mayoría de los casos, del inevitable fracaso y desaparición de su empresa.
De este modo, la centralización del poder es uno de los grandes problemas en las PYMES, en especial en las empresas familiares, que son el 65% de éstas, pues el socio fundador de la compañía, y sus familiares que ocupan un lugar en la empresa por la confianza que implica el vínculo familiar, acaparan el poder de decisión en todas las áreas del negocio.
Si partimos de que los dueños fundadores son seres humanos susceptibles de no saber todo, entonces podemos asegurar que éstos requieren primeramente aceptar que no pueden hacer todo y que, por lo tanto, necesitan apoyarse de la opinión participativa de otras personas para tomar mejores decisiones. Si no lo aceptan, se limita en gran medida el desarrollo y crecimiento de la empresa.
Con base en lo expuesto, surge la pregunta siguiente: ¿cuáles son las medidas necesarias y adecuadas para evitar el derrumbe precipitado de empresas y negocios, o bien, cómo lograr su permanencia y crecimiento?
Existen varias respuestas según el profesionista al cual sea planteada ésta pregunta. Para el de la voz, como abogado, una de las soluciones para crear ese contrapeso en la empresa es la implementación de un BUEN GOBIERNO CORPORATIVO.

¿Qué es un BUEN GOBIERNO CORPORATIVO?

En la legislación vigente de nuestro país no existe una definición de Buen Gobierno Corporativo (BGC), pero el conjunto de medios, herramientas y estructuras que lo componen nos permite definir al mismo. Así, se puede decir que el BGC es un “conjunto de principios y normas que regulan el diseño, integración y funcionamiento de los órganos de gobierno de la empresa, como son los tres poderes dentro de una sociedad: los Accionistas, Directorio y Alta Administración”. (Salvochea, Ramiro. Mercados y Gobernancia. La revolución del “Corporate Governance”, 2012)
Por su parte, Narayana Murthy, presidente del Comité sobre Gobierno Corporativo, Junta de Valores y Bolsas de India, menciona: “lo importante es destacar que el gobierno corporativo no es un instrumento individual sino más bien un concepto que incluye el debate sobre las estructuras apropiadas de gestión y control de las empresas. También incluye las reglas que regulan las relaciones de poder entre los propietarios, el consejo de administración, la administración y, por último, pero no por ello menos importante, partes interesadas tales como los empleados, los proveedores, los clientes y el público en general”.
Así, un BGC provee los incentivos para proteger los intereses de la empresa y de los accionistas que la integran, y para monitorear la creación de valor y el uso eficiente de los recursos, brindando una transparencia en la información. El BGC de una organización regula y equilibra las atribuciones, facultades y alcances de las personas que actúan no sólo al interior de la empresa, sino también fuera de la misma. A dichas personas se les ha identificado como stakeholders desde que el término “gobierno corporativo” empezó a utilizarse en Estados Unidos, Canadá y en algunos países de Europa a mediados de los años ochenta. Los stakeholders son, entonces, todos aquellos que tienen alguna relación e injerencia con la empresa, ya sea interna o externa (ver Tabla 1), y, por lo tanto alguna injerencia en la misma.

Tabla 1. Stakeholders

INTERNOS EXTERNOS
Accionistas Clientes
Consejo de Administración Proveedores
Dirección General (CEO) Aliados Estratégicos
Direcciones de Área
·         Producción
·         Ventas
·         Compras
·         Recursos Humanos.
·         Contabilidad y Finanzas.
Gobierno (Protector y Recaudador)
Empleados Competencia
Auxiliares de su actividad general

La toma de decisiones al interior de una empresa es una situación que se presenta a cada segundo. En ésta, los stakeholders tienen injerencia en lo que a cada uno compete.  En ocasiones se tiene muy claro su alcance, sobre todo si sus funciones están limitadas en la organización o por alguna disposición legal específica. Tal es el caso del gobierno, los trabajadores, clientes, proveedores y la competencia. No obstante, la toma de decisiones de los órganos internos es una situación que muchas veces de facto recae en una sola persona sin existir un contrapeso que equilibre el proceso.

¿Para que sirve un GOBIERNO CORPORATIVO?

Precisamente, la función de un BGC, es evitar la centralización de poder mediante la instrumentación adecuada de contrapesos que valide, modifique o rechace las decisiones relevantes y fundamentales para la empresa, de tal forma que se logre beneficiar a todos los stakeholders en su debida proporción. Con un equilibrio en el poder para la toma de decisiones se pueden evitar infortunados escenarios, como la disolución de una empresa por desavenencias de los accionistas, el quebrantamiento o la falta de crecimiento de la misma.
En las PYMES, y sobre todo en las empresas familiares, es muy común que haya una centralización del poder en el grupo que encabeza la dirección y administración. Sin embargo, tener un cargo no implica estar capacitado para tomar las mejores decisiones: muchas veces, estas personas no están capacitadas, no se asesoran y, por lo tanto, sus decisiones son empírica del día a día, sin una planeación de por medio, lo cual provoca problemas y contingencias legales que repercuten en el patrimonio de la compañías y pueden llevar a su quebrantamiento (pago de impuestos, créditos fiscales, etcétera).
De este modo, un BGC busca proveer a la empresa de una toma de decisiones objetiva con el fin de beneficiar a la misma y a todas las personas que se relacionan con ésta, al amparo de un marco de legal que siente las bases solidas para un posterior crecimiento, independientemente de quiénes sean los integrantes de sus diversos órganos.

¿Es aplicable a todas las empresas?

Si. El BGC puede ser utilizado en todo tipo de organizaciones, ya sean gubernamentales o privadas, civiles o mercantiles, nacionales o internacionales, con o sin fines de lucro, etcétera. La  creación y aplicación del BGC en cada empresa es totalmente casuístico, por lo que debe atenderse a las características no sólo de la empresa, sino también  conocer la ideología que tienen los dueños o accionistas de la misma para entender cuál es el esquema de contrapesos óptimo que responda a los intereses de la compañía.

No obstante, cualquiera que sea la empresa o negociación, resulta necesario:

  1. Contar con personal que tenga conocimientos en áreas estratégicas, como son: administración, contabilidad, finanzas, tecnología de la información, derecho, entre otras.
  2. Institucionalizar el método de toma de decisiones y contar con un apropiado sistema de contrapesos.
  3. Buscar y lograr la ejecución de los negocios bajo un marco que otorgue seguridad jurídica, que prevea y disminuya posibles riesgos y contingencias, y que ponga en juego la continuidad de la empresa

 

¿Cómo implementar un BGC?

Como expuse, la creación de un BGC es totalmente casuística y habrá que analizar los objetivos, elementos y características de cada empresa, así como de los accionistas que la integran, con el objeto de determinar cuáles son los órganos idóneos que necesita para generar su sistema de contrapesos en la toma de decisiones.
Independientemente del caso particular de cada empresa, hay órganos mediantes los cuales puede lograrse una descentralización del poder en ésta, y en consecuencia una mejor toma de decisiones en pro de la misma. Algunos de estos órganos son los siguientes:

  1. Comités (de auditoria, de calidad, de compras y adquisiciones, de practicas societarias, de negocios, de planeación, entre otros).
  2. Auditores (fiscales, financieros, legales, de calidad, de gestión, entre otros).
  3. Consejeros Independientes (no debe haber subordinación, ni relación e tipo alguno con los órganos internos de la empresa).
  4. Contralor Interno.
  5. Director de Cumplimiento (Compliance Officer).

Es importante mencionar que la implementación de un BGC no se traduce simplemente en la designación, creación o contratación del personal que cubra estas áreas. Su instrumentación conlleva también el desarrollo de diversos procesos, entre los cuales se encuentra la identificación de áreas estratégicas y el personal que las desarrolla;  las fortalezas y debilidades actuales, tanto de la empresa como de sus propietarios, a fin de detectar la duplicidad o asunción de funciones que no son propios; la inversión que implica la implementación del BGC, y los efectos a corto y largo plazo que traería el hecho de que la empresa contara con el mismo.
Además de lo anterior, es de suma importancia mencionar que, para poder crear un sistema de un BGC que refleje beneficios favorables a la empresa, y en consecuencia a los accionistas que la componen, deberá contarse previa y fundamentalmente con un elemento que está fuera de todas las áreas interdisciplinarias mencionadas y que se denomina “voluntad consciente”.
Con este término bien podría pensarse que debe entrarse en un plano filosófico o psicológico, lo cual no es tan errado. Sin embargo, para efectos del presente artículo, este concepto está enfocado a que el empresario esté de acuerdo con que las decisiones en lo sucesivo serán tomadas no sólo por él, y que acepte que la dirección y administración de su compañía podrá ser fortalecida mediante el apoyo de áreas de las cuales carecía o no eran llevadas de la forma más conveniente para el negocio.
La implementación de un BGC es una herramienta jurídica que permite generar bases sólidas para el desarrollo empresarial mexicano, en particular de las PYMES, y para que éstas sigan existiendo aún después de la vida de su  fundador.

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